Más allá de la dulzura: el nuevo capítulo de la vainilla en la perfumería
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El mundo de la perfumería tiene una nueva-vieja estrella. La vainilla —sí, ella—, asociada durante años principalmente con la dulzura y los postres, regresa por todo lo alto en 2025 como uno de los ingredientes olfativos más deseados. Los dos últimos años ya anunciaban su triunfo: la vainilla se ha convertido en una nota clave en innumerables lanzamientos, y para el otoño de 2024 ya ocupaba un lugar entre los acordes más buscados en las tendencias de fragancias de consumo.
La enorme popularidad de la vainilla en el mercado perfumista está impulsada sobre todo por los trucos virales de layering en TikTok y por el hecho de que el 65% de los amantes del perfume se declaran ahora fans de los aromas gourmand, un fenómeno reflejado en más de 4,7 mil millones de visualizaciones bajo el hashtag #PerfumeTok. Según los informes de Market Defence para Amazon, los perfumes con vainilla como nota principal dominan las listas de ventas, demostrando que la vainilla ya no es solo un acento de apoyo, sino la base misma de toda una categoría olfativa.
¿Qué es exactamente la vainilla?
Es una orquídea trepadora (familia Orchidaceae), originaria de México y América Central, que llegó a Europa en el siglo XVI. La vainilla natural es notoriamente difícil y costosa de obtener: requiere polinización manual, madura durante 8–9 meses y luego pasa por varios meses más de secado y fermentación. Las zonas de cultivo son limitadas y las plantas son propensas a enfermedades.
La verdadera revolución llegó en el siglo XIX con el descubrimiento de la vainillina, un compuesto químico que reproduce fielmente el dulce aroma de la vainilla natural, permitiendo introducir esta nota en la perfumería a una escala mucho mayor. Una de las primeras fragancias en utilizarla fue la legendaria “Jicky” de Guerlain (1889), el perfume que marcó el inicio de la perfumería moderna. Hoy en día, tanto la vainilla natural como su contraparte sintética se usan en equilibrio, creando una armonía entre lujo y duración.
La vainilla en la perfumería moderna
En las tendencias contemporáneas, la vainilla ha ganado nueva profundidad y complejidad al combinarse con notas contrastantes que suavizan su dulzura o le aportan un matiz de cuero. Ya no domina: ahora abraza la piel, envolviéndola en un aura delicada que resalta la elegancia y la individualidad.
En un momento en que el perfume se ha convertido en una declaración de estado de ánimo e identidad, esta nota atemporal se redescubre como el núcleo emocional de muchas composiciones.
¿Qué vainillas definen el 2025?
Ante todo, la “vainilla oscura”: rica, intrigante y profunda, creada mediante la combinación de notas amaderadas, de cuero y especiadas. Al mismo tiempo, la clásica vainilla dulce no desaparece: evoluciona, adoptando una forma más madura.
Las composiciones gourmand ya no son simples dulzuras; se inspiran en el azúcar moreno, el haba tonka, la mantequilla y el caramelo. Esta transformación otorga a la vainilla una nueva riqueza multidimensional, convirtiéndola en una nota lujosa y sensual.
Combinar la vainilla con flores blancas es otra tendencia fuerte: aporta ligereza y delicadeza, conservando la sofisticación atemporal. Pero la vainilla también puede ser “reconfortante”: calmante y serena, como un bálsamo aromático para los sentidos, perfecta para composiciones cotidianas que se sienten íntimas y cálidas.
La vainilla en los perfumes Rêve de Chantelle — a través de los ojos de su creadora
En Petit Jouet JouJou, la vainilla introduce calidez y un velo empolvado de dulzura. Aporta una textura “esponjosa”, en perfecta sintonía con su nombre (“pequeño juguete”, “amigo de peluche”). Aquí, la vainilla revela su personalidad niche, evocando pura alegría. Combinada con frutas jugosas, se siente luminosa y viva, haciendo que Petit Jouet JouJou sea irresistiblemente suave y llevadero —especialmente en primavera y verano—, ideal para toda mujer que ama ser abrazada por el aroma.

En Aurore, todo brilla —pero de una forma suave y femenina. La vainilla añade un toque cálido y sofisticado de dulzura, envolviendo a quien la lleva en un manto sedoso de aroma. Aporta una ternura glaseada y azucarada a la composición y nos guiña un ojo con picardía: se calza los tacones, lista para el juego… pero sigue siendo irresistiblemente dulce. En la piel, resplandece con especial belleza en los días y noches frescos.

En Balerina, la vainilla es cremosa y persistente, segura y radiante bajo los reflectores. Una vez rociada, se mezcla con el aire, impregnándolo de notas cítricas y del encanto coqueto de nuestra heroína. Aquí, la vainilla se vuelve un poco traviesa: parte juvenil, parte retro. El aroma es suave y lleno de contrastes: elegante pero desenfadado, femenino sin ser dominante —dulce, seductor y profundamente humano. A veces uno podría pensar que esta dulzura roza el erotismo, pero no es más que una ilusión.
Balerina no es para todos; puede abrumar a las almas tímidas, pero quienes se atrevan la recordarán para siempre.

Conclusión
El año 2025 demuestra que la vainilla es más que una nota olfativa: es un fenómeno cultural. Su rostro moderno combina la nostalgia con la innovación, la delicadeza con la fuerza, la inocencia con la seducción.
En los perfumes de Rêve de Chantelle, la vainilla deja el papel secundario y pasa al centro del escenario —cautivando y realzando la esencia femenina de cada composición.
Esa es la verdadera magia de la vainilla: une los contrastes y juega con ellos con maestría. En un mundo que anhela autenticidad y emoción, la vainilla regresa como símbolo de calidez y belleza atemporal —y todo indica que su aroma permanecerá en nuestras botellas por mucho tiempo.